“La única ley verdadera es aquella que conduce a la libertad.”
Richard Bach.
Juan Salvador Gaviota.
El discurso del Despotismo del Siglo XXI, que trata de revivir a fuerza de dinero y de demagogia el totalitarismo enterrado en la fosa común junto a millones de muertos en la Alemania nazi, la Italia y la España fascistas y la extinta Unión Soviética, pretende demostrar su legitimidad apelando a una supuesta libertad de expresión que consiste en permitir que se diga de todo menos lo que realmente importa.
Y lo que importa, en última instancia, es lo que le ocurre al ciudadano común, que no tiene recursos para hacerse oír ni fuerza para defenderse de quienes quieren callarlo.
Es el ciudadano común el que está total y absolutamente privado de libertad para expresar lo que le pasa, para decir lo que necesita y lo que realmente quiere, porque su voluntad “protagónica” ha sido usurpada por el líder que la re-presenta y la acapara en nombre de un “pueblo” al que sólo se le reconoce el derecho de obedecer.
El resultado es una represión generalizada y silenciosa, que se manifiesta como autocensura, inhibición, opresión, depresión y forzado silencio.
Es la mordaza del Siglo XXI, el único producto que los nuevos gobiernos totalitarios distribuyen masivamente a la población de los países víctimas de su servidumbre.
Producto que es presentado en diversos modelos, de acuerdo al tipo de expresión que se quiere coartar, restringir, mutilar o – a veces la peor de todas- adoctrinar. Mordazas que son bozales, porque quitarle a un ser humano el derecho a expresarse es tratarlo como a un animal.
Bozal de arepa: la expresión cercenada o te mueres de hambre.
Bozal de escuela: la expresión suprimida o no te gradúas.
Bozal de empleo: la expresión manipulada o te quedas en la calle.
Bozal legal: la expresión dominada o tu expediente se pierde.
Bozal del hampa: la expresión acallada o no respondemos
Invitamos a los lectores a completar la lista de acuerdo a su propia experiencia.
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